El domingo comenzamos el día acompañando a los Gaiatos a la misa del padre Jose María, donde también asisten los católicos de las aldeas. Es una celebración muy animada donde no se para de cantar y bailar.
Después de comer hemos pasado la tarde con los chicos: viendo una película, jugando un partido de futbol, cantando, enseñándoles a bailar la Macarena, tocando los timbales... Como a todos los niños, les encantan las nuevas tecnologías y se han pasado la tarde haciéndonos fotos y grabando vídeos como unos auténticos profesionales. ¡Vamos a echar de menos tanto estos momentos!
Nuestro último día ha empezado despidiéndonos de todas las personas con las que hemos trabajado estos días en Massaca: Leonor, Fátima, Alberto, Gonzalvez, Jacobe, las chicas de la pastelaria... Resultó especialmente emotiva la despedida de Herminio, nuestro guía desde el primer día. Estuvimos en su casa con su familia y nos interpretó un poema que había escrito especialmente para nosotros. Primeras lágrimas del grupo. Resulta imposible no emocionarse porque en muy poco tiempo se han creado unos vínculos increíbles con todas estas personas, vínculos que parten de la admiración por su capacidad de entrega y dedicación por la comunidad.
Ya en Casa do Gaiato, las despedidas seguían su curso. Los chavales nos han dedicado unas palabras, nos han bailado y cantado para darnos las gracias por la vistia y decirnos hasta pronto. A lo largo de estos días les hemos cogido mucho cariño, en especial a algunos de ellos. Joao, Daniel, Antonio, Nordino, Nelson, Vasco, Edson, Nelson, Seca, Arminndo…Tanto hemos calado que uno de ellos se ha enamorado profundamente de una de las chicas y no, no os vamos a decir de quién. Los Gaiatos nos han llenado de regalos, cartas y postales, recuerdos que guardaremos toda la vida.
Después de la comida, el Padre Jose María ha querido darnos una vuelta en su coche con algunos chicos por todas las tierras de la Casa do Gaiato, algunas de las que nosotros hemos estado trabajando. Mentiríamos si dijésemos que en el trayecto no temimos por nuestra vida, o en el mejor de los casos, perder nuestro vuelo de vuelta. Los cuatro hubiésemos firmado la segunda por seguir con ellos unos días más.
Exageraciones a parte, no queríamos cerrar este blog sin hacer mención especial al Padre Jose María, a Quiteria y a Maria José. Su tesón, su entrega, su esfuerzo, su pasión por ayudar al prójimo, sus ganas de sacar adelante a una comunidad que lucha por su dignidad… son un testimonio vivo digno de admiración.
Ellos son los verdaderos héroes, un pulmón para Mozambique, un oasis en el desierto de la pobreza. Personas de carne y hueso que han “renunciado” a su vida en beneficio del otro y que disfrutan haciéndolo.
Conocerles, trabajar mano a mano con ellos y poder implicarnos un poco en su lucha diaria ha sido el mejor de los regalos, una experiencia que no olvidaremos jamás, una resaca de información, de olores, de miradas, de sonrisas que nos acompañará el resto de nuestros días.
Hemos vivido la realidad de un país fascinante que busca y ansía un futuro mejor, sido testigos de momentos durísimos, acompañado a mujeres que han decicido coger el toro por los cuernos y plantarle cara a la situación para mejorarla, historias de superación personal y una lucha continua para que la educación y la salud lleguen a la mayoría de la población.
Hemos recibido sonrisas, abrazos y besos de los que se dan con el corazón. La profunda mirada de un niño, la sonrisa de una mujer que nos oye hablar en shangana, las carcajadas de Alberto Magía, la bondad de Herminio, la humildad de Gonsalves, la fortaleza de Fátima, el esfuerzo de Leonor, y la dedicación absoluta de Maria José, Quiteria y el Padre Jose María.
Gracias a Antena 3, a Susana, Lary y el resto del equipo, a la Fundación Mozambique Sur por mostrarnos su trabajo y hacernos partícipes de él a través del proyecto Una Semilla una Vida y gracias a los que habéis compartido con nosotros esta aventura.
Esto no termina aquí, la ayuda sigue siendo necesaria y se puede contribuir de muy diversas maneras a la mejora concreta de las condiciones de vida de 40.000 personas que viven en este área rural del sur de Mozambique. Entra a formar parte de este gran proyecto colectivo.
KHANIMAMBO!!!