Las primeras impresiones son diversas: un calor sofocante (aunque es su invierno), una humedad del 90%, tráfico desordenado, calles sin asfaltar, perros sueltos, casas en ruinas, motocarros y motos sin límite de ocupantes y centros comerciales lujosos al estilo occidental.
Llegamos al hotel y sin pocas fuerzas más nos metemos en nuestras habitaciones que por suerte tienen aire acondicionado, wifi pero no agua caliente (otro de los contrastes de esta ciudad). Nos acostamos con la incertidumbre de qué nos deparará esta aventura.
A las 8:00h nos encontramos en el restaurante del hotel, una acogedora terraza con piscina y zumos de papaya natural nos estaba esperando. Pepe empieza a marcar quien será el dormilón del grupo, lo tenemos que ir a levantar a las 9:00h porque cerraban el servicio de desayuno, mientras tanto Jorge y Laura ya tenían preparado el itinerario del día ya que desde las 6:00h estaban despiertos por el jetlag.
La mañana es un poco variopinta, las primeras horas las pasamos en una misión imposible: comprar una tarjeta, "chip en peruano", para poder llamar a nuestras familias. Lo que conseguimos después de deambular por todo el bazar arriba y abajo y el centro comercial de Pucallpa son dos botellas de agua. ¡Lo mejor estaba por llegar!.
A partir de aquí empezamos nuestro Perú express, a bordo de un motocarro que nos gustaría poder exportar. Nos dirigimos a la laguna Yaniracocha. El trayecto son 20 minutos por el corazón de Pucallpa en calles sin asfaltar, puestos itinerantes, mercadillos locales y nos sentimos observados ya que somos los únicos blanquitos en esta ciudad, excepto Jorge que es "negro" y ya parece uno más de ellos sino fuese por su altura.
Como buenos españoles lo primero en hacer es buscar donde comer y beber. Laura la organizadora ya había mirado el mejor restaurante en tripadvisor y allí vamos "Restaurante la Anaconda" haciendo honor hacia donde nos dirigimos, la selva peruana. Hemos probado nuestro primer ceviche y una bandeja de carnes variadas, las cervezas preferimos no decir las que han caído.
Tras comer alquilamos una barca que nos hace una ruta de 2 horas por el río Ucayali, los paisajes nos permiten intuir "lo que se avecina", hacemos una parada en un zoológico que nos ha defraudado bastante por el estado en que estaban los animales y Jorge se hace su deseada foto con la anaconda. Aunque él quería escribir que en realidad se la encontró y a lo Frank de la Jungla ella le atacó y la acabó domesticando, en realidad la cogió con muchos nervios y tenemos videos que lo demuestran; aun así ha sido un valiente ya que Camino ni siquiera osó a acercase para hacer una foto. Sin embargo, estuvo tocando todos los monos, por suerte lleva todas las vacunas de la rabia.
Nos volvemos al hotel con ganas de contaros nuestro día. Aunque durante el trayecto nos separamos en los motocarros y mientras Camino y Laura van disfrutando del camino, los chicos en su instinto paternal han ido sufriendo todo el trayecto al haber perdido a las chicas de vista y omitían los besos que le lanzaban las chicas en la carretera.
Nos despedimos con nervios e ilusión de que llegue mañana para coger la avioneta que finalmente nos adentrará en la Selva y conocer a la gente con la que vamos a desarrollar nuestro voluntariado.