Parecía que estuviesen haciendo la lluvia con una máquina, como en las películas, porque veías perfectamente como llovía sólo en la mitad de una calle hasta que la nube se iba moviendo y la lluvia comenzaba a llegar, fue muy curioso.
No pudimos hacer nada en toda la tarde porque no paró de llover hasta última hora, pero el regalo fue un atardecer precioso.
Estos días hemos coincidido con otros miembros de Amref que conocimos en Dakar, han venido con una misión de Amref Italia. Su proyecto consiste en viajar con cinco escritores italianos a países africanos para que ellos después acerquen la realidad de África a la población de Italia. Después escribirán textos que no necesariamente tienen que ser realistas -pueden ser ficción, pero inspirada en lo que han visto aquí-. Paola Ferrara es de Amref Italia y ha viajado a Senegal con el escritor Paolo Nori (@paolonori) al que ya tengo ganas de leer. Por lo visto tiene una forma muy particular de escribir.
Así que hemos formado un grupo internacional muy curioso, como decía Bara, el médico de Amref, cuando nos presentaba ante las autoridades educativas que fuimos a visitar ayer, "parece un partido de fútbol" (españoles contra italianos y los senegaleses de árbitros). Pero no lo es.
Por las noches hemos pasado veladas muy agradables compartiendo nuestras impresiones sobre Senegal con los propios senegaleses y también, como no, de la crisis en España y en Italia. Aquí les preocupa mucho y nos preguntan cómo está la situación.
En un comentario del blog Susana decía que si los niños se llevaban los mensajes sobre nutrición e higiene a casa y es un tema muy interesante. Porque hay niños que van a la escuela pero otros no, y padres que no han tenido la oportunidad. Por eso una de nuestras tareas es ir a dos o tres casas y hablar con ellos.
Cuando llegamos a cada casa, sacan una esterilla y nos sentamos haciendo un círculo. Hago las preguntas en francés y Mohamed las traduce a wolof y el conductor que habla la lengua local, se las traduce a pular.
No os imagináis cómo son esos momentos en los que entramos en la casa de la gente que es muy pobre. No nos conocen de nada, irrumpimos en su rutina para hacerles preguntas y ellos sólo tienen palabras de agradecimiento.
El otro día me conmovió que una señora nos diera las gracias y nos dijera que "rezaba por nosotros, que Dios nos iba a pagar lo que estábamos haciendo y aclaraba que Dios era único aunque hubiera muchas religiones". No hace falta ser muy creyente para que eso te emocione, sobre todo cuando ves que lo que haces es tan poco con respecto a lo que queda por hacer.
Lo satisfactorio de esto es comprobar que efectivamente los mensajes llegan y que los propios niños vigilan que en casa todos se laven las manos al salir del baño y antes de comer. Y que los niños duermen con mosquiteras y que efectivamente este año no ha habido casos de malaria en la zona.
En nuestra reunión con el organismo oficial educativo valoraron mucho esta parte del proyecto, ellos no hacen ese seguimiento y dijeron que iban a tomar nota de nuestra iniciativa. También aproveché para contarles otras necesidades de las escuelas que hemos visto. Por ejemplo, que tengan una valla para que los animales no campen a sus anchas por el colegio y sea más seguro. Espero que las escuchen, sería un gran logro.