En 1996 la Junta militar birmana decidió abrir parte del país al turismo. Tras décadas de aislamiento, Myanmar aparecía como uno de los destinos vírgenes en el sureste asiático. Aún quedan amplias zonas del país vetadas a los extranjeros, pero afortunadamente el lago Inle quedó a salvo de prohibiciones. En el centro del país, más cerca de Mandalay que de Yangón, el lago es un paraíso de tranquilidad. Aquí la vida se hace sobre el agua. Este es un recorrido fotográfico por sus gentes y sus costumbres.


Arriba: Una mujer hace avanzar su canoa entre los huertos flotantes. Los intha, la etnia mayoritaria en el lago Inle, han logrado construir sobre sus poco profundas aguas jardines flotantes, anclados al fondo con pértigas de bambú para evitar que queden a la deriva. Aquí consiguen sus verduras y hortalizas.
Derecha: El lago Inle se encuentra en el estado Shan. Sobre sus aguas o en sus orillas están situadas diecisiete aldeas mayoritariamente de la etnia intha. Sus mujeres tienen una extrema facilidad para enroscar sobre sus cabezas todo tipo de pañuelos y otras prendas. Es habitual verlas fumando el cheroot, el puro birmano del que hablaremos más adelante.


Arriba: Monje en el monasterio de Nga Phe. Construido en madera sobre palafitos, no llama la atención por su sencilla arquitectura sino por los gatos saltarines. Aunque es el monasterio más antiguo del lago, lo que atrae al visitantes son los felinos adiestrados por lo monjes para mostrar sus habilidades.
Derecha: Los habitantes del lago son extremadamente amables con los visitantes. Hasta hace pocos años, ver un extranjero por aquí era todo un acontecimiento.


Arriba: El mercado cambia de localidad dependiendo del día de la semana. Es un lugar para comprar y vender, pero también para relacionarse. No sólo acuden los habitantes del lago, también de las localidades montañosas próximas para traer sus productos. Se convierte así en el lugar de contacto de diferentes etnias y sus variadas formas de vestir.
Derecha: Las mujeres no sólo atienden los huertos flotantes, también se encargan de la elaboración de todo tipo de productos artesanales que buscan vender no sólo a sus vecinos, sino también, y sobre todo, a los visitantes. Se ocupan, por ejemplo, de telares de seda y también, como en la foto, de elaborar sombrillas de papel.


Arriba: Las mujeres del lago Inle elaboran también los puros birmanos envueltos en finas hojas de maiz. Conocidos como cheroot, su nombre inglés desde los tiempos del Imperio Británico, pueden tener también otro rellenos naturales para aromatizarlos. Estas mujeres tienen una especial habilidad para juntaren su mano el número de cigarros deseados sin necesidad de contarlos.
Derecha: Pao, intha, palaung, danu, taungyo, kaw, lahu, akha..., son algunos de los nombres de los grupos étnicos que viven en el estado Shan, donde se encuentra el lago Inle. Nombres suficientemente atractivos para que el viajero sienta la curiosidad necesaria para acercarse a estas tierras. En Myanmar habitan 130 etnias diferentes, algunas de ellas en conflicto con el poder central. No todo el país está abierto al turismo, pero en las zonas que sí lo están el viajero independiente puede moverse con total libertad.