Berenice Espejo, manicurista de ORLY, señala como una de las causas del mal estado de las uñas en verano, ciertos agentes agresivos presentes en algunos esmaltes: “La exposición a los químicos en productos de limpieza o esmaltes es sumamente nociva para las uñas, ingredientes con sustancias cancerígenas como el formaldehído, el ftalato de dibutilo (DBP) y el tolueno, que empeoran todos nuestros esfuerzos por cuidarlas, fortalecerlas y protegerlas. Los esmaltes agresivos no solo contribuyen a tener uñas secas, quebradizas y escamadas, sino que incluso pueden llegar a causar alergias (eccemas) en zonas sensibles que nos tocamos frecuentemente como párpados, cuello o boca”.
Y… ¿cómo podemos ayudar a nuestras uñas?
En primer lugar prestando atención a lo que comemos. Como dice Maribi Arnedo, responsable en España de la firma sudafricana Bio Sculpture: “Hay que hacer hincapié en alimentos frescos y ricos en Omega3 como el aceite de oliva virgen extra, el pescado azul o los huevos, sin menospreciar los suplementos alimenticios que contengan vitaminas B y E, ya que ayudan a endurecerlas y hacerlas así más duraderas. Otros alimentos muy buenos si tenemos las uñas frágiles son el ajo y el limón, ya que el primero es un reconocido antifúngico contra las bacterias y el segundo combate a debilidad en la estructura de la uña gracias a sus ácidos antioxidantes, consiguiendo además acabar con ese color amarillento que muchas veces adoptan”.
En segundo lugar dándoles unos cuidados extras como la hidratación y el limado. Stefania Ospina, de los centros Twentynails afirma: “Se puede solucionar con una buena crema de manos diaria, o bien con aceite de oliva, ricino o almendras. También hay que limarlas frecuentemente como forma de impedir que se acumulen bacterias en las uñas y bajo las uñas, algo habitual con los hongos que se suelen coger en muchas piscinas”.
Y vosotras, ¿cómo cuidáis vuestra uñas?