Una tarde agradable de fin de verano en el césped de la Universidad Complutense perfecta para disfrutar de música de verdad y con mayúsculas en la primera jornada del DCODE Fest.
Primero el dúo noruego Kings of Convinience ofrecieron un concierto sencillo y agradable en dos partes, una primera solos con sus guitarras acústicas y una segunda acompañados por la banda.
Sonaron geniales sus éxitos 'I'd Rather Dance With You' y mi favorita 'Boat Behind' que el público se animó a corear con fuerza. Un concierto chill out, coincidiendo con la puesta de sol, perfecto para escuchar sentado, relajarse o bailar suavemente al ritmo de los arpegios indies.
Después la locura de Kimbra, una cantante neozelandesa que desconocía por completo más allá de su colaboración con Gotye que no para de sonar en todas partes.
Su concierto me llamó la atención por ser muy bailable. Los sonidos soul, electrónicos y rock se mezclaban mientras Kimbra se movía como loca de un lado al otro del escenario.

Pero sin duda este primer día de festival era para Sigur Ros, el grupo del que soy más fanático y el concierto que más ganas tenía de ver. Los islandeses no defraudaron, nunca lo hacen, y pusieron los pelos de punta a las 15.000 personas hipnotizadas frente al escenario principal.
Presentaban su nuevo disco 'Valtari' del que apenas sono una canción 'Varuo', pero no importó porqué en un concierto de Sigur Ros disfrutas de la experiencia sin importarte cuales son las canciones que suenan y sin darte cuenta muchas veces de cuando termina una y empieza la siguiente.
Una actuación grandiosa en la que tocaron sus canciones más épicas acompañados de un cuarteto de cuerda y otro de vientos. Sonaron suaves 'Sven-G-Englar' que me estremeció hasta el punto de llorar y Saeglopur mientras que subieron la intensidad hasta niveles insospechados con 'Festival', 'Hopipolla' y la apoteosis final de 'Popplagio'.
Jonsi, Kjartan, Georg y Orri no hablaron y tampoco se presentaron simplemente hicieron magia con sus instrumentos, por ejemplo como cuando tocaron el bajo con una baqueta de batería o cuando Jonsi hacía chillar su guitarra eléctrica con un arco de violín.
Una de las mejores experiencias de la vida, que te deja lleno, flotando y con la sensación de haber disfrutado de algo distinto a lo que estás acostumbrado a ver en un concierto y en un festival.
Finalmente y aunque cansado me quede a ver el show de luces de los franceses Justice. Música electrónica con calidad pero a la que le falto fuerza y pegada, Quizás porqué el sonido estaba un poco bajo o quizás porqué no supieron poner a la gente en pie en momentos concretos. Eso si con su cruz iluminada ofrecieron un show de luces como nunca había visto en un concierto de música.